
Este es “Lico” Lárez.
Nunca se podrá olvidar al padre ejemplar, al amigo, al agricultor – conuquero, al andariego de paso lento y cuatro en mano que merodeaba serenateando la toponimia de mi valle, al parrandero, al hombre que crujía los dientes mientras imaginaba y coordinaba las ideas que posteriormente se convertían en composiciones una vez que el manantial de su numen solía brotar aires de inspiración pueblerina y campechana, inspiración suscitada de la cotidianidad sebastina, del campo, de la brega diaria, de las costumbres y tradiciones de un pueblo lleno de beldades, calor, hospitalidad y nobleza. Inspiración que hoy yace en versos libres conformando la eterna poesía del juglar de condiciones innatas que no conoció fronteras ni dificultades a la hora de tomar el lápiz y el papel para dejar plasmada su historia poética. “Lico” Lárez, es esto, y mucho, pero mucho más, digo “él es” y no digo “él fue” , porque sencillamente, los creadores, compositores, poetas, músicos y genios como “Lico” Lárez no mueren nunca jamás, todo lo contrario, viven para siempre en los anaqueles de la historia, en el recuerdo perenne del colectivo y en la memoria eterna del pueblo que no olvida su transitar por esto que llaman vida, porque sus nombres quedan grabados para la posteridad, a través de sus canciones y su poesía.

Dalmiro J. Malaver Q.
“La Culebrita de Oriente”.
dmalaver12@hotmail.com